17 abril, 2019
En este artículo:
Jorge Chiva, Desarrollador Web en PaynoPain
Hoy en día todo el mundo conoce las criptomonedas, o como mínimo ha oído hablar del Bitcoin. Y es que desde que el Bitcoin apareció en escena, han sido numerosas las historias que han captado la atención del público general. Desde aquella subida meteórica del valor del Bitcoin a mediados de diciembre del 2017, el valor de esta criptomoneda ha estado en boca de todos, incluso de miles de internautas muy alejados del mundo del blockchain, que empezaban a plantearse invertir en los criptoactivos, visto el beneficio que algunos llegaron a obtener.
Desde aquel momento, el valor del Bitcoin pasó a estar en el punto de mira y por supuesto que la estabilidad no entraba en los planes de la más popular de las criptomonedas, ya que llegó a sufrir grandes alzas y bajas de valor en cuestión de días. Esta inestable tendencia siguió, con más bajadas que subidas, hasta mediados de septiembre de 2018. En ese período, cuando todos los ojos esperaban con ansia ver lo que el abanderado de las criptomonedas era capaz de conseguir, el Bitcoin se convirtió en sinónimo de volatilidad a ojos del mundo.
Esta falta de estabilidad ha propiciado la creación de otro tipo de criptomonedas que puedan suplir esa desventaja, minimizando la volatilidad del precio: son los Stablecoins, criptomonedas de valor estable. ¿Y qué es lo que soporta el valor estable de estas monedas? Hay varios tipos de Stablecoins, y cada uno tiene su propio mecanismo para estabilizar su valor.
Algunos Stablecoins respaldan su valor mediante el valor de otras criptomonedas en su propia blockchain, como es por ejemplo Ethereum y sus SmartContracts. Los SmartContracts son programas que se ejecutan en la red de Ethereum, pagando un coste en su moneda, el Ether. Esta solución para la estabilidad del valor se basa en la creación de SmartContracts con algoritmos que regulan el valor de la Stablecoin para evitar la alta volatilidad. Por supuesto este tipo de Stablecoins tiene una gran desventaja, y es que los SmartContracts pueden tener errores que podrían ser explotados.
Otro tipo de Stablecoins son las que tienen su valor respaldado mediante un intermediario. El precio de la moneda puede estar respaldado por una materia prima (de la misma manera que el dinero corriente) como por ejemplo el oro, en una proporción fija. En este ejemplo, el emisor de la moneda actuaría de intermediario creando una reserva de oro por el valor de la criptomoneda emitida. Quien esté en posesión de esa criptomoneda, puede realizar una liquidación en oro. Por tanto, el valor de esta Stablecoin estará ligado al valor del oro, sumando los costes de la reserva de la materia prima.
El dinero corriente también sirve para respaldar las Stablecoins y funcionaría de manera análoga al ejemplo anterior, solo que en este caso el valor de la Stablecoin está ligado al valor de la moneda Fiat con la que se respalde, por tanto en este ejemplo el valor de la Stablecoin también se verá afectado por los gastos de la reserva del dinero. Ese dinero estará custodiado en alguna entidad bancaria, por lo que con este tipo de Stablecoin la confianza en el intermediario es crucial.
Para solucionar ese problema de confianza ciega en un intermediario, 6 bancos internacionales han anunciado su intención de emitir sus propias Stablecoins en la blockchain de IBM, con el respaldo de sus propias monedas fiat. ¿Conseguirán estos activos virtuales tanta popularidad como los Bitcoins y otras criptomonedas? Tendremos que esperar para verlo, pero por definición parece complicado que los fieles seguidores de la filosofía blockchain apuesten por invertir en este tipo de activos. En unos meses veremos en qué quedan las ya famosas Stablecoins.
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